East Ridge of Talbot – Parte 2: la trepada

Morning in the Gertrude Valley

A pesar de que los días son muy largos en verano, decidimos salir temprano para ir con un buen margen de luz, y a las 6.15 de la mañana empezábamos a andar. Al comenzar el ascenso hacia Black Lake, dejamos atrás la densa niebla que se depositaba en el valle. Al llegar al pie de Mount Talbot, me sorprendió que la cara norte tuviese tan pocas vías abiertas, teniendo en cuenta que es una de las montañas con más fácil acceso desde el refugio, además de que la roca es excepcional. Perdimos algo de tiempo considerando abrir una vía nueva facilona en la cara norte, pero al final decidimos ir sobre seguro y ser fieles al plan original.

Cara norte de Mount Talbot vista desde el Black Lake

Cara norte de Mount Talbot vista desde el Black Lake

Caminamos sobre el campo de nieve al pie de la cara norte y rodeamos la cresta este para llegar al pie de la vía. El primer largo era supuestamente un V+, aunque sinceramente me supo a mucho menos, y tardé menos de 15 minutos en abrirlo. Comodísima reunión, excelente granito, y un tiempo inmejorable.

La fiesta empezó a partir del segundo largo. En la guía aconsejaban rodear un saliente de roca para evitar el dihedro, que estaba algo vegetado. Motivado con el primer largo (recuerdo soltar una frase a mi compi del tipo «bueeeeno parece que esto va a ser un paseo»), escalé hacia abajo un par de metros y rodeé el saliente traveseando hacia la izquierda unos cuatro o cinco metros. Había chapado una express en un cordino que me encontré en el camino y que parecía bastante decente, pero me quedé completamente bloqueado en una placa de adherencia de granito de libro. Ni una presa decente, ni un pie medianamente cómodo. Si has escalado en placa de granito sabes a lo que me refiero. Un infierno para los gemelos. Necesitaba chapar algo de protección antes de que los gemelos no me diesen más de sí. Le pegué un grito a Sarah para que mirara en la guía la descripción del largo. Ni idea de por dónde tenía que ir. Mala pinta.

Escala la placa sin protección hasta el gran saliente que corta a lo largo de la placa — me leyó.

Antes de llegar a la cara norte de Talbot las vistas ya eran espectaculares

Antes de llegar a la cara norte de Talbot las vistas ya eran espectaculares

Vaya, pues iba bien encaminado. «Aquí esta el puto V+» — pensé, mientras desesperadamente intentaba enchufar un fisurero en una fisura que encontré dos metros volviendo hacia atrás. La fisura era de libro también… Casi completamente paralela, del ancho de un dedo. Como estaba un poco de los nervios, quise poner otro fisurero un palmo más arriba para ir segurísimo. Al tirar de él para ajustarlo se salió de golpe y me quedé con él en la mano. Del tirón, perdí el equilibrio y me abrí como una puerta. Sustito. Me hice un poco de caca pero conseguí mantenerme pegado a la roca.

Al final chapé un fisurero más y a lo bruto enchufé indices y medios de cada mano en la fisura, giré las muñecas y apreté para arriba. Sección de V+ superada (la verdad, me supo a algo más, pero bueno). Unos treinta metros más arriba (mucho más relajado) construí la reunión y pude vislumbrar los tres fisureros que se habían dejado los escaladores que fueron rescatados en helicóptero el mes anterior… ¡estábamos a punto de llevar a cabo la misión de rescate de los fisureros!

Sarah caminando hacia la cara norte de Mount Talbot

Sarah caminando hacia la cara norte de Mount Talbot

El tercer largo que abrí me pareció mucho más sencillo, aunque Sarah insitió en que era la parte mas difícil. Supongo que es mi aversión a las placas… la única dificultad del tercer largo era un techo desplomado muy cortito que se podía subir a lo gorila, con una cantidad de protección natural espectacular. Lo único, un par de bloques sueltos con los que había que andarse con ojo. Recuperamos los fisureros que se habían dejado los escaladores anteriores, (dos Camalots amarillos del #3 y uno gris del #4… un dineral), y llegamos a la parte de arriba de la cresta este.

Nos desencordamos y andamos unos 100 metros en la cresta rocosa con pies de plomo, que todavía había algo de peligro, y decidimos volvernos después de una muesca en la cresta. En dos rapeles en la cara norte estábamos en el campo de nieve. Muy satisfechos los dos, la verdad.

Tras dos rapeles, de vuelta al campo de nieve.

Tras dos rapeles, de vuelta al campo de nieve

Nos tomamos el retorno al refugio con toda la calma, nos bañamos en el lago y llegamos 15 horas después de nuestra salida. Media botella de vino después estaba roncando como un monstruo. A todo esto, una vez en el refugio, devolvimos los Camalots recuperados para terminar nuestra misión con éxito.

Al día siguiente fuimos a hacer un poco de deportiva en las Shotwell Slabs (tres largos de 50 metros cada uno, grado V+, 6a+ y 6a adherencia pura y dura) y nos volvimos a Dunedin con una sonrisa en la cara y habiendo aprendido un montón. Por si fuera poco, el fin de semana siguiente era puente, así que probablemente volvería a las Darrans a por más granito.

East Ridge of Talbot – Parte 1: preliminares

Cara Norte de TalbotLas Darran Mountains son un conjunto de montañas que se encuentran cerca de la costa oeste en la Isla Sur de Nueva Zelanda. Los valles de la zona son de origen glaciar y algunos forman unos fiordos espectaculares en sus desembocaduras al mar. Muy a-la-noruega, oigan. La zona es preciosa, pero sufre aún más que la costa este de lo que se denomina tiempo-mierder: llueve día si y día también. Una fenómeno muy bienvenido por los amantes de las camisetas blancas mojadas sin ropa interior, pero no tan bien recibido por amantes del senderismo y de lo vertical. Aun así, sigue siendo un paraíso para escaladores y alpinistas en días sin precipitaciones. ¿Por qué?

I love graniteLa roca es de tipo granítico: durísima y con la misma fricción que un papel de lija de grano medio. Sentarse con el culo al aire en una pendiente de roca y deslizarse ligeramente te garantiza unas nalgas de tipo babuíno. En lo que a escalada deportiva se refiere, tiene las rutas más duras del país (8c) y potencial para que los pros aprieten aún más (hay vías equipadas esperando ascensiones, aparentemente hasta 9b). En escalada clásica y alpina también es gloria bendita. Paredes de granito verticales hasta decir basta, crestas de roca de un palmo de ancho, montañas inaccesibles, escalada invernal de calidad en hielo y mixto… Claro, esas características convierten el refugio de montaña que mantiene el Club de Alpinismo en un hervidero de celebrities de la escalada. Sea cuando sea, si paras en en refugio tienes asegurado encontrarte con alguien que conoces de las fotos de las revistas de escalada.

El caso es que este pasado fin de semana, en un esperadísimo margen de buen tiempo, conseguí emprender una de esas misiones de Weekend Warrior para visitar la zona por primera vez y tocar esa diorita de la que todo el mundo me había hablado.

Vistas desde el campo de nieveAunque inicialmente queríamos trepar The Sentinel, Sarah y yo acabamos decantándonos por algo más cercano al refugio, Mount Talbot, en una cena de cumpleaños el jueves. La vía que elegimos sube por la cresta este. Tras cuatro largos de unos 50 metros cada uno, se llega a la cresta en sí y se puede continuar a lo largo de ella hasta llegar a la cumbre. Son 1300 metros de desnivel desde el refugio, y se tardan unas 3 horas y media en llegar hasta el campo de nieve al pie de la vía. La descripción de la vía en la guía lee así:

Los primeros largos están son de consistente grado V+. La muesca que se encuentra a lo largo de la cresta puede requerir un rappel. Ascensión de 300m en buena roca.

Teniendo en cuenta que sólo eran 4 largos de escalada más o menos técnica, me pareció una buena opción. El grado V+ es mi límite de «confort/seguridad» en escalada clásica, así que pensé que apretar más sería un poco tontería. Sobre todo teniendo en cuenta que era mi primera vía en la zona y que probablemente tendría que abrir yo los tres largos de grado V+. Si tengo que ser completamente sincero, lo cierto es que me reconfortaba el hecho de que hubiese una vía de IV grado 100 metros a su izquierda, por si acaso me entraba el miedo antes de empezar el primer largo.

El viernes por la tarde conducimos unas cinco horas hasta llegar al refugio. Nos hicimos un té y comenzamos a charlar con los alpinistas que aún seguían despiertos. Al echar un vistazo al libro de intenciones, donde la gente apunta a dónde van y a qué hora deberían estar de vuelta, nos topamos con que el último grupo que había ido a hacer nuestra ruta había fracasado… y de mala manera. Traduzco los comentarios escritos en boli negro en el cuaderno:

* PRECAUCIÓN * Sufrí una caída en el tercer largo al desplazar un bloque de aproximadamente 0.6m x 0.5m x 0.3m. El bloque sigue en su sitio, no obstante, y debería ser retirado por completo. Está 2m pasado un copo gigante (quizás me había extraviado de la ruta). Tres fisureros (friends) siguen empotrados en el copo. ¡Serás debidamente recompensado con sabrosa cerveza si los recuperas! ¡Gracias! (Por lo demás, una vía impresionante).

Cuaderno de intencionesNos comentaron que el pobre chico se había roto el tobillo en esa caída y que habían tenido que rescatarles en helicóptero. Desafío aceptado: escribimos en el libro de intenciones que íbamos a subir esa vía y que intentaríamos recuperar los fisureros.

Fuimos los últimos en abandonar la sala de estar a eso de media noche. Un chorrito de whisky en el rooibos y a dormir. Nervioso como estaba, di mil vueltas en el saco de dormir; al final conseguí robar unas horas de sueño antes de que Sarah me despertase a eso de las 5am.